FOTOS: ACB / FUENLAFREAK
Víctor Jareño / Jesús Flores (18/5/2020) | Lorenzo tiene una trayectoria espectacular, tanto en el ámbito de la docencia como en el deportivo. Sergio es un manchego ejemplar que ha conseguido, con tesón y esfuerzo, llegar a los banquillos de la máxima competición nacional de baloncesto, la Liga Endesa. Desde su llegada en Diciembre de 2015 al Montakit Fuenlabrada ha estado en dos fases diferentes en el banquillo con Jota Cuspinera, también estuvo con Agustí Julbe, Néstor García, y en la actualidad mantiene su puesto dentro del Staff Técnico fuenlabreño bajo el mando de Paco García.
Con el equipo del sur de Madrid ha disputado dos Copas del Rey, una EuroCup, una Basketball Champions League y Cinco Ligas ACB. Gran conocedor del baloncesto global, europeo, nacional y regional, vamos a conocer el largo camino que ha tenido que recorrer para alcanzar una meta tan valiosa.
Las lesiones os han perjudicado mucho durante toda la temporada. ¿El colmo de la mala suerte llegó con la lesión en su debut de Jerome Randle ante Baskonia cuando estaba realizando un partido brillante? Además, hay que tener en cuenta aquel incidente nunca visto de la “contracción” de la pista en el duelo ante Gran Canaria.
Sí. Somos un equipo con uno de los presupuestos más bajos de toda la liga. Nosotros no somos la primera opción de muchos de los jugadores. Los jugadores van eligiendo en función del presupuesto y cachés de los equipos y te vas quedando con jugadores de muchísimo nivel, pero son jugadores que han descartado otros equipos o no han tenido ofertas por esos equipos.
Richotti lo fichamos a mitad de temporada y se quedó hasta el final y fue una bendición para nosotros a nivel personal y a nivel baloncestístico. Pero vas haciendo encajes durante la temporada, que si empiezas la pretemporada con tranquilidad, con estabilidad, pues mucho mejor.
Se hacen apuestas por jugadores jóvenes. Por ejemplo, Francis Alonso. En líneas generales somos un equipo que necesitamos estar bien todo el año, estar serios, dar lo mejor de nosotros mismos porque siempre nos va a tocar sufrir. Las lesiones no te dejan estar a tu 100%, estar a tu 100% te permite competir con los mejores. Esta es mi 5ª temporada y es el año en el que más hemos sufrido. La gota que colmó el vaso son situaciones como la del parquet, fue curioso porque era nuevo. Tuvo que ser algo de que no se pudo poner bien o temas de humedad, no se sabe.
La gran mayoría del equipo ha tenido una dedicación extraordinaria sobre la pista, pero si es cierto que algunos jugadores no han estado al nivel esperado. ¿Cómo de importante es esta cuestión en un equipo como el Montakit Fuenlabrada cuyo objetivo es la salvación?
Equipos como el nuestro, siempre están destinados a sufrir. Si nosotros somos de los más bajos en el ámbito económico pues estadísticamente somos de los que tiene más papeletas para sufrir. Si no tienes al 100% a tus jugadores es complicado que puedas ganar, porque aunque compitas lo importante es ganar. También es un buen escaparate para jugadores que se quieren promocionar y que en unos años quieren estar más arriba. Para que existan equipos grandes tiene que haber equipos pequeños, esto al final es un equilibrio.
Uno de los valores importantes del equipo fuenlabreño es contar con un staff técnico de gente muy preparada y grandes conocedores de la categoría. ¿Cómo de importante es para los jugadores contar con un equipo técnico habitual, aunque como ha sucedido esta temporada, el primer entrenador haya sido sustituido?
El cuerpo técnico hoy en día en un mundo tan profesionalizado como es el deporte de élite es clave. Es decir, todos los equipos cuentan con excelentes profesionales, con excelentes entrenadores, preparador físico, cuerpo técnico, fisioterapeutas y médicos. Al final ese grupo de trabajo es un punto más. No somos los principales protagonistas, todo es importante, ante todo los jugadores pero nosotros somos multiplicadores. El hecho de tener un buen nutricionista, un buen psicólogo, un buen preparador físico, un buen entrenador, la directiva etc. Todo al final multiplica y si al final tienes un equipo de siete, el hecho de que tú puedas tener un equipo de valor multidisciplinar y de calidad pues al final ese equipo lo puedes convertir en un ocho. Es cierto que no lo vas a convertir nunca en un diez. Para tener un diez tienes que tener una materia prima de diez, eso solo se lo pueden permitir los equipos de máximo nivel de Euroliga y pocos más.
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en La Roda?
Mis padres siguen viviendo allí. Toda mi familia es de allí. Mis amigos de toda la vida son de allí, con los que mantengo un contacto diario que lamentablemente ahora después de 2 meses aquí confinado en Madrid llevo mucho sin verles. Son mi gente del alma y sigo en contacto con ellos, soy un afortunado. A nivel baloncestístico mis padres hicieron una apuesta por mí, que practicara muchos deportes. En La Roda, podía hacer varias cosas al día. Recuerdo que íbamos a baloncesto, kárate y triatlón. A baloncesto me apunté con mi hermano mayor. A mí el baloncesto me lo dio todo. Cuando llegué aquí a Madrid tuve la suerte de poder continuar y de llegar donde he llegado. Entonces mis recuerdos para La Roda son totales, mantengo mucha relación con gente que está en la directiva. Con entrenadores, con jugadores que ya se han convertido en entrenadores de los equipos. Allí en el pueblo siempre decimos que nos conocemos todos. Con Emilio, con Diego y con Tito tenemos muchísima relación. Además, guardo un grato recuerdo de los que fueron mis entrenadores. Lamentablemente 2 de mis entrenadores han fallecido por cáncer, eso me sabe mal. Tengo 2 referencias que me han marcado mucho: Diego Berruga y Ginés Sáez. Ellos son gente tremendamente entusiastas, se volcaban con nosotros, se dedicaron en cuerpo y alma para que unos niños como nosotros estuviésemos pensando por y para el baloncesto.
Una vida ligada a la docencia, incluyendo un voluntariado en Madagascar. Cuéntanos un poco tu trayectoria en ese ámbito y coméntanos esa experiencia en Madagascar.
Cuando terminé la selectividad entré aquí en el INEF. Por aquel entonces había una cosa que se llamaba distrito compartido. Recuerdo que muchos de mis amigos de La Roda no pasaron el corte y se fueron a Toledo. Pero yo entré en Madrid, con una nota muy alta. A través del INEF se me dieron muchas opciones de poder especializarme en baloncesto pero también me gustaba mucho la natación. Alberto Lorenzo, que fue mi profesor de INEF, me dio el empujón definitivo para dedicarme a esto en cuerpo y alma. Él me dio la oportunidad de irme con él al Estudiantes. Desde ahí tuve mi carrera. Además, la suerte de unirme a él, conforme iba subiendo me llevaba con él. En 3 años pasamos de jugar el Campeonato de España Cadete a estar jugando las ligas sub20, aquellas que se hacían antes, que eran maravillosas. Con equipos que tuve la suerte de entrenar a gente como Jayson Granger, Daniel Clark, Beirán, Caio Torres, Carlos Suárez… jugadores de mucho nivel. En Estudiantes estaba Jota Cuspinera de directivo y a partir de ahí empieza nuestra relación. Empiezo a entrenar en diferentes sitios y no paro mi faceta vocacional de estudiar y de prepararme un doctorado que lo conseguí en 2008. Justo la universidad me llama y también empiezo en Navalcarnero que hace un proyecto en LEB y desde ahí empiezas a pensar en profesional. Tuve la suerte de estar en Majadahonda con Nikola Loncar en un superproyecto que se fue abajo por la crisis. Justo después, Estudiantes me vuelve a llamar y cuando salgo de Estudiantes a Jota Cuspinera se le da la oportunidad de ser entrenador ACB y me llama.
Todo es un tema de estar preparado, ser paciente y tener mucha suerte. Porque se cerraba una puerta y se abría una mejor.
Paralelamente la universidad me da la oportunidad de poder compatibilizarlo y les estoy muy agradecido por ello.
En cuanto a lo de Madagascar, cuando empiezo toda esta aventura del baloncesto un referente en Madrid era Ángel Manzano. Ángel montó una fundación después de salir del Real Madrid y yo tenía amistad con él. Montamos un proyecto y me pude ir con varios alumnos y con la que luego iba a ser mi mujer. Nos fuimos allí durante 1 mes. Una experiencia espectacular. Un paraíso a nivel de recursos naturales, pero a la vez había una sociedad empobrecida, con carencias. Fuimos a ayudar en la medida de lo que podíamos. Tuvimos una experiencia de vida tremenda. Ángel se quedó allí, era seleccionador del equipo de Madagascar. Para mí fue doblemente gratificante, a nivel deportivo y a nivel social, humanitario.
¿Cómo ves la evolución del baloncesto castellano-manchego? Con Afanion Almansa en LEB Oro y tres equipos en LEB Plata, entre ellos el JAFEP Fundación Globalcaja La Roda.
Este año tuvimos la suerte de poder ceder a un jugador del Montakit Fuenlabrada al JAFEP Fundación Globalcaja La Roda, un escolta joven, Jacob. Es cierto que tengo mucha relación con la gente de La Roda.
Por diferentes circunstancias se ha dado un salto de profesionalización muy grande en Castilla-La Mancha. Antes había otro modelo que también era correcto, se tiraba mucho de la gente del pueblo, de la cantera. Que es fundamental y es algo necesario, pero claro al final el jugador tiene que salir del pueblo porque tiene que estudiar y tienen que salir fuera, a Madrid, Valencia etc. Esa inversión de cantera se acaba perdiendo. Tienes muchos jugadores de mucho nivel que se acaban marchando. Yo recuerdo, en mi caso, nos fuimos todos fuera. Aunque no sé si fuéramos jugadores de primer equipo o no, pero había jugadores que podían valer. Recuerdo jugadores de mucho talento: Carlos Romero o Javier Julián que se iban a estudiar fuera, al extranjero incluso. Carlos Romero fue reclutado por el Siglo XXI.
El hecho de que profesionalices cambia la mentalidad, lamentablemente, porque ojalá se pudiera tirar de cantera. Además es lo más económico que hay y lo que crea más sentimiento de pertenencia por parte de la población. Pero al final se tienen que ir a buscar gente de fuera. Nacionales y extranjeros que les han dado un salto de calidad a todos estos equipos: Almansa, Albacete, La Roda y Villarrobledo. Les han puesto a otro nivel. Yo me alegro mucho porque es una región que vive mucho el baloncesto y es muy céntrica, bastante accesible para casi todos los equipos. Nos dan oportunidad a los manchegos para poder ver cosas de calidad.