Víctor Jareño / Jesús Flores (3/6/2020) | Su implicación en el baloncesto hellinero y por ende en nuestra comunidad autónoma hacen de Dani Fernández una pieza clave en el desarrollo de nuestro baloncesto. Jugador ACB que llegó a disputar 46 encuentros oficiales visitendo las camisetas de Baloncesto Fuenlabrada (en dos ocasiones), Cantabria Lobos y Leche Río Breogán. Ha compartido vestuario con grandes de la Liga ACB y de la NBA en su periplo por la élite y desde hace años tiene establecida su residencia en la localidad albaceteña de Hellín. En estos momentos dirige el proyecto en 1ª Nacional del equipo hellinero siendo el equipo revelación de esta última temporada y sigue aportando puntos como jugador a su equipo con esa "muñeca" que le hizo jugar entre los mejores…
Imagen histórica del ascenso a ACB del Baloncesto Fuenlabrada en Lugo. Salva Guardia (Izquierda), Dani Fernández (Centro) y Velimir Perasovic (Derecha).
Cuéntanos tus inicios en Leganés.
Leganés era un club muy humilde. Teníamos generaciones muy buenas, competíamos en Madrid contra equipos muy buenos. Te lo tomabas como jugar con amigos, por disfrutar del juego. Destacábamos y estaba muy feliz, compartíamos aficiones, éramos un bloque de amigos tanto dentro de la pista como fuera de la pista. Los inicios en Leganés de formación han sido fundamentales. Agradecer a los entrenadores que tuve porque siendo joven siempre me subieron de categoría. Debuté en 2ª división con 16 años. Esos inicios fueron la base de mi carrera.
Cuando fichas por el Fuenlabrada procedente de Leganés, desde la perspectiva ¿Qué supuso para ti compartir vestuario en la cantera fuenlabreña con gente como Roberto Dueñas? ¿A qué jugadores recuerdas con más cariño de aquella época?
Fue un cambio radical. Veníamos de Leganés, de jugar con amigos. Al fichar por Fuenlabrada y compartir vestuario con gente tan importante como Roberto, la perspectiva cambia mucho. Hicimos un grupo de amigos, entre Roberto, Luismi Fernández, José Quintana y Martín. Oscar Quintana logró hacer un bloque muy bueno de amigos. Hicimos un grupazo. Fue un inicio muy bueno. La adaptación fue muy buena gracias a todos mis compañeros.
Los jugadores que recuerdo con más cariño son Luismi y José Quintana, los dos líderes de aquel grupo. Cuando los necesitas siempre están ahí.
Según hemos podido saber tenéis un grupo de whatsapp de exjugadores de esa época en Fuenlabrada. ¿Algún día podrás cumplir tu cita para ir a cenar?
Es verdad que tenemos un grupo, que para juntarnos es complicado. Yo que estoy a distancias cercanas pero también lejos de Madrid, cuesta mucho juntarnos. Pero seguro que vamos a encontrar esa fecha para que nos juntemos todos y volvamos a recordar esa generación y ese tiempo tan bueno que pasamos.
¿Mantienes contacto con la familia Quintana?
Sí. La familia Quintana me ha marcado mucho. El padre cuando llegué. Oscar ha sido mi mentor en el baloncesto. José ha sido un gran compañero. Aunque no nos llamemos todos los días, sabemos que si nos necesitamos estamos ahí. Cuando llegué a Fuenlabrada me lo hicieron muy fácil, es una familia que para mí y para mi familia estamos muy agradecidos.
Como canterano del equipo madrileño ascendisteis de 2ª división a aquella EBA (equivalente a LEB Oro hoy en día) con el Maná Fuenlabrada en una fase final precisamente disputada en Ciudad Real. ¿Qué recuerdas de esa fase? Tuvo que ser especial, no solo compartir el ascenso, sino compartir categoría al año siguiente con el primer equipo Senior del Fuenlabrada que militaba en la categoría superior. Una rareza que ahora mismo en nuestro baloncesto ya es inviable.
La fase de Ciudad Real fue el broche a ese primer año. Hicimos, a través de Oscar, un grupo muy bueno de talento individual. Roberto Dueñas marcó la diferencia. Siempre que vaya al pabellón me acordaré. El recuerdo sigue intacto porque Ciudad Real sigue jugando en el antiguo pabellón. Fue el primer éxito deportivo a nivel de jugador. Oscar Quintana tuvo su buena mano y su primer título como entrenador. Fue una experiencia única. Nos marcó mucho en nuestra carrera deportiva.
Es cierto ascendimos los 2 equipos a EBA que era la liga que estaba por debajo de la ACB. Fue un esfuerzo muy grande del club que confiaba en esa generación muy joven. Antes de cedernos o dejarnos escapar decidieron sacar 2 equipos. 1 para luchar por ese ascenso que más tarde se consiguió y el otro equipo para formarlo. A nosotros como experiencia nos vino muy bien. Fueron 2 años donde todos adquirimos una experiencia muy buena. Nos dio tiempo a jugar contra grandísimos equipos. Fue una decisión muy acertada por parte del club.
Hace unos días veíamos como el Montakit Fuenlabrada recordaba el paso de Terry Teagle (exjugador de Los Ángeles Lakers que compartió vestuario con Magic Johnson o Byron Scott entre otros) por su club en el año 95. ¿Tienes alguna anécdota al respecto?
Para los “frikis” del baloncesto como yo, verle llegar a Fuenlabrada era un sueño. 4-5 años atrás le habíamos visto jugar los Playoffs de la NBA con los Lakers. Fue muy poco tiempo. Fue un refuerzo a mitad de año para conseguir el ascenso. Desgraciadamente tuvo un incidente en Granada que le apartó del equipo, pero el tiempo que pudo estar allí todos nos dimos cuenta de su talento. A nivel particular hay una anécdota, que se me quedó grabada. Yo estaba haciendo una serie de tiro, era la 1ª semana, se me acercó, era un jugador que tenía una suspensión exagerada a la hora de tirar y yo no me levantaba casi nada, y me aconsejó que necesitaba levantarme para ejecutar mejor el tiro, una suspensión más alta. Para mí, con 18 años, se me “caía la baba”.
Con Oscar Quintana como entrenador debutas en ACB en la temporada 96-97 ¿Cómo recuerdas ese momento? ¿Qué destacarías de ese primer año?
Fue un momento inesperado. Quintana cogió las riendas del club tras la destitución de Martín Fariñas. Yo entrenaba con mi equipo de liga EBA y con el primer equipo ayudando y en el primer partido me dijo que iba a jugar. El primer partido contra Ourense jugué 31 minutos de titular y conseguimos la victoria. Él estuvo solo 4 partidos. En campo del Unicaja perdimos en la prórroga, fue un partidazo. Con 19 años debuté con minutos en la pista. Fue una experiencia inolvidable.
Fuiste compañero de José Calderón en Fuenlabrada. Cuéntanos alguna anécdota de “Mr Catering”.
A Calderón le llegaban cajas de zapatillas de Nike cada semana. La suerte que yo tenía es que coincidía con su número de pie y me pude aprovechar de algún par de zapatillas.
En tu etapa en Cantabria Lobos tuviste minutos y protagonismo.
Fue mi mejor año a nivel profesional. Jugué los 34 partidos de liga y el objetivo del club era la salvación y lo conseguimos en la última jornada ante Gran Canaria, en casa. Para nosotros fue un éxito porque el equipo tuvo problemas a la hora de formarse. Nadie daba un duro por nosotros. Con jugadores veteranos como Santi Abad o Lorente, que para mí fue otro maestro, hicimos una piña muy buena. Con gente joven también, como Alberto Miguel y otros grandes jugadores. Conseguimos hacer un bloque muy bueno y mantener la categoría fue un éxito. A nivel personal, jugar los 34 partidos con un buen porcentaje en triples y sentirme un jugador importante durante los partidos para mí a nivel deportivo fue el techo, mi mejor temporada.
En Breogán coincidiste con el míster Paco García ¿Qué aprendiste de él?
Tuvo Jesús Lázaro una lesión, yo estaba con el Fuenlabrada. Me llamó Paco García. Estuve casi 2 meses allí. Fueron 2 meses muy intensos. Paco destacaba por la intensidad. Vivía el baloncesto 24 horas, pero al jugador lo exprimía al máximo. Es el entrenador con más presión y tensión a nivel de baloncesto que he tenido. Fue una experiencia corta pero muy buena.
Coméntanos tu periplo en Plata y EBA.
En Calpe, en LEB Plata. Era un club que se había hecho a base de mucho presupuesto para hacer un buen año. Lo recuerdo con cariño. Fue una época que estuve en 3 equipos ese año y acabé en Calpe jugando a muy buen nivel. Jugando los Playoffs para ascender, aunque no se pudo lograr.
En liga EBA, hemos pasado de conocer la liga EBA antigua que estaba justo por debajo de ACB con 5 conferencias de 20 equipos a la liga EBA actual. Para el jugador nacional como estaba configurado antes era un escaparate muy bueno. En mi carrera, me quedo con la primera etapa. Aunque luego he tenido en Hellín, Alcora y Molina de Segura unos muy buenos años.
¿Cómo se produjo tu llegada a Hellín?
En Fuenlabrada habían apalabrado que iba a jugar de 2º base y antes de empezar la pretemporada, una llamada de teléfono. Antúnez iba a cubrir mi puesto y me quedé fuera del mercado. Pasaron circunstancias de esperar a que saliera algún equipo y decidí con 24-25 años, hacer un curso. El sindicato de jugadores de baloncesto lo organizaba para la integración al mundo laboral. Estuve a punto de empezar a trabajar. Una semana antes de empezar a trabajar recibí una llamada de mi representante, en febrero. Me habló de Hellín que está en liga EBA, la verdad que lo desconocía y mis amigos y mi familia me aconsejaron que lo intentara. La verdad que iba para 3 meses y estoy aquí ya echando raíces con mi familia, mi mujer y mi hija. Fue una decisión que no me arrepiento para nada.